María.
Busca la vida, y la hallarás. Yo soy la Madre de la Vida, porque
concebí a aquel Señor que dió la suya por todos los hombres
muertos en Adán.
¿De
qué te aprovechará la vida del cuerpo, que acarrea la muerte? La
del alma, hijo mío, que es una sola, y preciosa, y perdurable, debes
diligentemente procurar. La gracia divina es la vida del espíritu;
sin ella desfallece y muere. Imita las virtudes con que adornó
mi alma la divina gracia, de la cual me saludó llena el Arcángel
San Gabriel, para ser digna Madre del Dios Omnipotente.
En
verdad que el ejemplo de mi divino Hijo debiera bastarte a ir en su
seguimiento; mas Yo, que soy Madre de los cristianos, soy asimismo su
dechado y ejemplar.
Hijo
mío, no dudes de mi protección si trabajas por imitarme. Quien
rehusa seguir mis huellas, vanamente
se cree devoto mío.
En
ninguna manera puede agradarme la oración en un alma desnuda de mis
virtudes.
Ten
por cierto que todo lo puedo con Dios, porque estoy sentada en los
cielos a la diestra de mi Hijo. Pero me desagradan y no puedo
interceder por los que se llaman mis devotos y, con todo, se niegan
a imitarme.
¡Cuántos
se engañan contando con mi protección sólo por rezarme el Rosario
u otras pías oraciones, mas sin procurar seguirme ni de lejos!
Hastío me dan los gemidos de los que me invoquen los que no se
desvían de la senda de los pecadores.
Hijo
mío, imita a tu Madre. Las virtudes de mi Hijo se reflejan en mí
maravillosamente como los rayos del sol en el cristal.
Escucha
mi voz, y no declines de los consejos de tu Madre. Y rebosará en
consuelos tu corazón y tu espíritu se regocijará en el tesoro de
mis virtudes, y Yo seré tu Madre. Imítame a Mí.
Para
Refletir
Parecem
um pouco rigorosas as palavras acima, talvez para nós pobres e
miseráveis pecadores, mas não para o Céu. Ouçamos então, o que
diz essa autorizada voz veneranda:
► “Quem
quisesse implorar à Virgem a cessação dos flagelos, sem um sério
propósito de reforma de vida privada e pública, estaria pedindo
simplesmente, a impunidade da culpa, o direito de regular a própria
conduta não com a Lei de Deus, mas com as paixões desenfreadas. Tal
súplica seria a negação e o contrário da súplica cristã, seria
uma injustiça a Deus, uma provocação à Sua justa cólera, um
obstinar-se no pecado, que é o único e verdadeiro mal do mundo”.
E
finalizemos essa reflexão, com esses questionantes pensamentos:
► “Se,
sobretudo, quiséssemos conversar intimamente convosco, ó Mãe
Castíssima, ó Mãe Imaculada, que lições de pureza nos darias...
Conversam cordialmente convosco essas almas, talvez boas no fundo,
mas sem energia contra as Modas absurdas, que podem apresentar-se a
Vós, ó Puríssima, sem envergonhar-se de seus trajes imodestos?”
Ato
de Obséquio e Consagração
A
MARIA IMACULADA,
para
Obter sua Proteção
no
Exercício das Santas Virtudes,
e,
Especialmente da Castidade.
I.
Venero-Vos de todo o coração, ó Virgem Santíssima, a Vós que
sois colocada acima de todos os Anjos e Santos do Paraíso, como
Filha do Eterno Pai, e Vos consagro minha alma com todas suas
potências. Ave Maria…
II.
Venero-Vos de todo o coração, ó Virgem Santíssima, a Vós que
sois colocada acima de todos os Anjos e Santos do Paraíso, como Mãe
do Unigênito Filho, e consagro-Vos o meu corpo com todos os seus
sentidos. Ave Maria…
III.
Venero-Vos de todo o coração, ó Virgem Santíssima, a Vós que
sois colocada acima de todos os Anjos e Santos do Paraíso, como
Esposa dileta do Espírito Divino, e consagro-Vos o meu coração,
com todos os seus afetos, suplicando-Vos que me obtenhais da
Santíssima Trindade, todos os meios de me salvar. Ave
Maria...
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